Según relata el periódico Svenska Dagbladet citando la agencia de noticias TT, el ciudadano sueco de origen ruandés de 61 años Claver Berinkindi, ha sido condenado a la pena de cadena perpetua por el Tribunal de Distrito de Suecia. Esta sentencia considera probado que Berinkindi participó activamente en el Genocidio de Ruanda, ocurrido en 1994, responsabilizándosele directamente, de la muerte de miles de hombres, mujeres y niños en la prefectura de Butare, en el sur del país. Se calcula que en este genocidio perecieron unas 800.000 personas, de la mayoría tutsi (así como hutus moderados), a manos de la minoría hutu.
La condena es en concepto de “crímenes de guerra”, lo que comprende, para el caso, caso, actuaciones tales como “asesinatos” (efectivamente cometidos o intentados), realizados a base de golpear repetidamente a las víctimas, todo ello, con el propósito de eliminar el grupo étnico de los Tutsi. Precisamente, la comisión de tales tipos de actos sobre las personas, con el propósito de destruir un grupo étnico, constituye el delito de genocidio, perseguible a nivel internacional. Se trataría, en todo caso, del delito de mayor gravedad jamás conocido por un tribunal sueco. A tal efecto, la fiscal jefe Tora Holst manifestó que este veredicto supone un aviso internacional que advierte sobre que este tipo de delitos no van a quedar impunes.
El Tribunal fijó, además, indemnizaciones a las víctimas de entre 30.000 y 100.000 coronas suecas (entre 3.000 y 10.000 euros).
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